DESAFÍO

Quiero que imagines por un minuto tierras de color naranjo, gente con coloridas ropas, sonrisas  blancas,  atardeceres maravillosos, bailes, músicas al son de un tambor, simpleza y sencillez, donde detenerte para escuchar a las personas es más importante que cualquier trámite que vas a realizar. África una tierra de animales exóticos, de aromas a flores y frutas, del olor del  humo de las chozas y del maíz que se tuesta en las aldeas.

África te envuelve, África también te engaña porque muestra una cara de alegría, de risas, bailes y cantos hermosos, pero a la vez esconde el sufrimiento de mucha gente y niños que sus ojos no reflejan esperanza.

Una tierra donde se mezcla el llanto, el dolor y la tristeza. Un continente que ha sufrido muchas guerras, que carga con el estigma de la esclavitud, de los niños que son secuestrados  y arrebatados de sus familias, para ser transformados en niños soldados de guerrillas. Donde las enfermedades todos los días cobran la vida de miles de personas en todo el continente.

En África todos los días eres sorprendido con algo nuevo, desde un ave que se cruza frente a ti, hasta lo más insólito o inimaginable que puedas ver o vivir. El sol y la lluvia se mesclan cada día tratando de ganar un espacio en el diario vivir de Africa.

África te envuelve, te atrae, te apasiona, te enamora con su simpleza y belleza, no vas a poder volver a tus tierras siendo el mismo, África parece que roba tu corazón. Pero sobre todas las cosas, África necesita a Dios, necesita de esa esperanza que solo proviene de Él. África no necesita de la esperanza y promesas  que puedan ofrecer los gobiernos, las naciones interesadas en ayudar con millones de dólares, de grupos altruistas, o de personas bien intencionadas. África necesita una esperanza que es duradera que es eterna, África necesita la esperanza que proviene de Dios.

Cuando recuerdo algunos años atrás haber  cargado en mis brazos a un pequeño niño, que estaba desahuciado por la sociedad, y hoy ese pequeño niño, convertido en una adolescente soñando con ser un hombre profesional  con una esperanza verdadera en sus ojos, puedo decir QUE SI HAY ESPERANZA, aunque la sociedad, los gobiernos, las leyes,  aun las propias familias intentan  decir lo contrario, Dios si puede cambiar las circunstancias y el destino de una persona.

Cuando muchos niños llegan al hogar, llegan con tristezas, con un rostro de dolor, con ojos desesperanzado, pero al pasar los meses, Dios va transformando su llanto en risas, su dolor en fuerzas, sus ojos ahora reflejan sueños y esperanzas. Hoy al verlos jugar, bailar, cantar, al verlos sonreír, te están diciendo SI HAY ESPERANZA.

África no necesita de nuestras sobras, no necesita de héroes, África no necesita de tu solidaridad, o de nuestra alma “caritativa” África necesita ESPERANZA, pero una esperanza verdadera y no pasajera, Esa esperanza es Dios una esperanza real y eterna.

Dios el Padre de los huérfanos, el Padre de los sin padres, nos dice que si hay un sueño para África, y ese sueño es que si HAY ESPERANZA